No es un museo, pero sí está relacionado con el arte. No es un monumento, pero su perfil rompedor se ha convertido en el icono de la ciudad que más se asemeja a una enorme galería al aire libre de arquitectura moderna y posmoderna.
El Depot Boijmans Van Beuningen, conocido simplemente como Depot, es el último grito de Róterdam. Una rompedora construcción que inaugura un concepto del que no existen precedentes: lo que acoge en su interior es el primer depósito de arte de acceso público del mundo.
Las pinacotecas apenas se corresponde con el 6 o 7% de la totalidad de las obras que conforman las colecciones. El resto descansa en los almacenes, muchas veces desperdigados por la ciudad en cuestión.
El Depot ha nacido para romper con esta tendencia: en sus entrañas se cuidan y almacenan las 150.000 obras que componen los fondos del museo Boijmans Van Beuningen, abierto hace más de 170 años.
Más allá de su valor como auténtica custodia del arte, el edificio en sí mismo es también una obra maestra. De ello da fe su nombramiento como Edificio Público del Año 2021 o el Premio de Arquitectura ARC21.
Nadie puede resistirse a esa fachada diseñada por el estudio MVRDV, liderado por el neerlandés Winy Maas. Una firma que también es responsable en Róterdam de otro de sus grandes hitos arquitectónicos: el llamado Markthal, un complejo de viviendas en cuyo interior descansa un mercado bajo una colorida bóveda.
Este depósito de arte es una especie de macetero gigante, coronado por un bosque en la azotea, el mismo que recoge los pinos y abedules que crecían a ras del suelo y que tuvieron que arrancarse del terreno para levantar la construcción.
Pero lo más sorprendente es que su forma de campana invertida devuelve el reflejo de la ciudad. Para ello están los 1.664 espejos que recubren su figura convexa a lo largo de casi 40 metros de altura.
Como si se tratara de una pintura viviente, la fachada proyecta el movimiento de las nubes, la luz roja del atardecer, el reguero de ejecutivos que, en hora punta, culebrea entre los rascacielos, el rápido desliz de los patinadores que practican en las inmediaciones. Basta fijar los ojos para apreciar miles de imágenes cargadas de movimiento.
Es el latido de Róterdam contenido en un edificio.
Yuniet Blanco Salas